sábado, junio 21, 2025
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    Richard Coleman & El Trans-Siberian Express – “Actual”

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    La demorada celebración de un presente en constante diálogo con su propio pasado.

    Richard Coleman

     

    A Richard Coleman no le fue sencillo disfrutar del presente que hoy le toca vivir. Dueño de una prosa retorcida y sombría, y con una creatividad notable con las seis cuerdas, a lo largo de casi tres décadas cada uno de sus proyectos (Fricción, Los 7 Delfines) tuvo que acarrear con el peso de esa palmada simbólica en la espalda llamada “de culto”, una etiqueta creada para calificar todo aquello que está bien pero con un consumo limitado para algunos pocos. Su tardía carrera solista ayudó a poner las cosas en perspectiva, y ese lento peregrinaje que comenzó en 2011 pudo recoger una cosecha que tardó casi tres décadas en dar sus frutos.

    Grabado en noviembre del 2015 en la sala Vorterix, Actual es algo más que el registro en vivo de Coleman y su banda. Es la revalidación de una trayectoria en la que, puestos uno al lado de otro, pasado y presente no sólo dialogan entre sí, sino que se definen por asociación y se complementan. Al frente de un quinteto tan ajustado como versátil, el cantante y guitarrista repasa en mismas dosis sus dos álbumes en solitario con grageas sueltas de sus anteriores bandas y, lejos del contraste forzado, la mezcla final hace ver a su obra como un todo que se explica solo, sin importar si una canción de 2013 se codea con otra de cosecha 1986.

    Con una carrera convertida en ensayo y error, Coleman revalida sus credenciales desde el vamos con “Normal”, guiando una banda ajustadísma que se adueña del tempo de “Take Me Out” para convertirlo en un groove espeso y guitarrero plagado de declaraciones perturbadoras (“Anoche estuve mal, no te dejé gritar / No lo resisto más, el hambre puede ya”). Poco después y con una precisión calculada, el músico y su banda se permiten una versión más que fidedigna de “Corre la voz”, con el guitarrista Gonzalo Córdoba (ex Suárez y doble 5 junto a Coleman en la gira ceratiana de Fuerza Natural) repitiendo nota tras nota el solo que en estudio plasmó Skay Beilinson, sin que el resultado final denote fisuras.

    transsiberian

    Si ese “actual” del título es una celebración del presente, el pasado aparece en escena con una actualización cosmética. “Durante la demolición”, uno de los hitos de Fricción, tiene su lugar en la lista con una recreación fidedigna pero libre de ochentismos, un truco que rinde mejor sus frutos cuando se suma al tren Roly Ureta, guitarrista de la segunda encarnación de la banda para “Enjaulados”, construida sobre acoples, armónicos y el slap del bajista Daniel Castro. Y cuando el pasado parece dominar el terreno, ahí aparece “Como la música lenta”, un hit que debió ser más grande por tener todos los ingredientes correctos: un riff preciso, dos guitarras en constante diálogo y un estribillo que convierte en afirmación todo lo que lo antecedía como duda.

    A veces al borde del histrionismo guitarrero, Coleman y su expreso transiberiano hacen de las válvulas saturadas un estilo de vida. Así lo demuestra la versión de “Jamás”, con una segunda batería a cargo de Andrea Álvarez, el repaso incendiario de “Tuyo” y la relectura de “To Bring You My Love”, de PJ Harvey. Lo que en el original es un clima monocorde sólo quebrantado por el dramatismo de la voz de Polly Jean, aquí aparece como un tema hecho a medida en el que la banda acompaña su crecimiento hasta desembocar en un inevitable momento guitar hero.  En la senda opuesta, “Computer World” busca contradecir a Kraftwerk, con cinco máquinas de sangre recreando el original sin ceder ante la tiranía del código binario.

    En un repertorio extenso tanto en vivo como en su reproducción en formato físico (27 canciones repartidas en dos discos y un DVD), Actual es una ventana que permite mirar tanto hacia atrás como hacia adelante. En el medio, más covers y reversiones (“Estoy azulado”  y “Uno entre 1000” para homenajear a Gustavo Cerati, y la castellanización de “Down By the River”, de Neil Young, en “Bajando al río”) en un clima que, aunque nunca se explicita, tiene bastante de celebratorio. “Perdí la memoria, no sé qué pasó / no tengo historia y no sé quién soy” canta Coleman en, justamente, “Memoria”. Su letra es una licencia poética, pero quizá también la justificación necesaria para emprender un repaso tan tardío como necesario.

     

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