EL PERIODISTA Y ESCRITOR MARCELO FERNÁNDEZ BITAR ACABA DE LANZAR LA ACTUALIZACIÓN DE «50 AÑOS DE ROCK EN ARGENTINA» EN EL QUE RECOPILA AÑO POR AÑO, FESTIVAL POR FESTIVAL Y SHOW POR SHOW, ADEMÁS DE LOS LANZAMIENTOS DISCOGRÁFICOS DE CADA AÑO DEL ROCK ARGENTINO, EL MÁS TRASCENDENTE DE HABLA HISPANA.
Fernández Bitar en este libro retomó el trabajo hecho para Historia del Rock en la Argentina -que tuvo dos reediciones en la década del 90- y decidió ampliarlo y darle otra forma que incluye la la Tragedia de Cromañón que marcó al rock argentino y la muerte de algunos de sus principales próceres.
Sobre este libro, sumamente necesario, Fernández Bitar charló con Télam:
T:-¿Esto empieza cuando te compraste la primera Pelo?
MFB:-Como diría Vox Dei, “cuando todo era nada era el principio”. En realidad, yo empecé en 1980. Tenía 16 años y empecé a descubrir el rock argentino. Mi puerta de entrada fue el disco doble en vivo “Música del alma”, que era de un recital de Charly del ’77, porque había visto un aviso de página doble en la revista Pelo y mencionaba como 15 artistas. Ahí me empecé a entusiasmar, empecé a comprarme revistas (había todavía un pequeño circuito con la Pelo y El Expreso Imaginario) y me compré el libro de Miguel Grinberg, “Cómo vino la mano”. Empecé a convertirme en el clásico coleccionista loco de comprar todo lo que iba saliendo y tratar de comprar todo lo que había existido. En un momento dije que no podía ser que nadie estuviera documentando, que me encantaría que hubiera un libro que hablara desde el ahora en el rock argentino y con esa inconsciencia que tiene uno a los 18 empecé a escribirlo compilando material. Justo coincidió con la época en la que estaban empezando a salir libros de rock a kioscos. Le llevé el manuscrito al editor y le gustó, así que a los 23 años saqué la primera edición de “Historia del rock en Argentina” con el prólogo de Spinetta.
T:-¿Quién fue el primer rockero entrevistado?
MFB:-Yo me quedé a la salida de un show de León Gieco en el ’80 en Obras esperando a algún plomo o algo. Pregunté y me pasaron el contacto de la productora, el manager y el jefe de prensa y yo no sabía lo que era. Como León estaba haciendo “De Ushuaia a La Quiaca”, tenía un día por mes asignado a revistas de colegios. Entonces me llamaron tres meses después y ahí ya estaba preguntando un poco sobre la historia, en los reportajes me sacaba todas las ganas de preguntarles. Cuando salió el libro yo ya estaba empezando a escribir, porque una vez que le hice un reportaje a Pipo Lernoud para pedirle información y me dijo que estaba sacando una revista nueva, que lo llamara. A los dos meses salió “Canta Rock” y lo llamé, así que me dio un lugar para hacer noticias cortas. Al principio era mensual y después quincenal, así que en pocos años entrevisté a casi todos porque no había muchos medios para promocionar. Por un reportaje te cruzabas tres veces por año con Charly, Spinetta o Luca porque cuando sacaban un disco o hacía un show querían una nota. Era muy periódico y muy sencillo encontrarse con los artistas. Yo aproveché muchos reportajes para hacer preguntas para el libro. Eso salió en la edición del ’87, yo llegué con la cronología hasta el ’86. Hubo dos reediciones más en el ’93 y en el ’97, pero tenía un impedimento que me frustraba bastante: todavía se imprimía con películas con transparencias, y para no volverlas a hacer todas por los costos el editor me decía que agregara los nuevos capítulos. Quería diagramarlo de nuevo, pero lo fuimos reeditando sin agregarle nada. Después de esa última reedición me peleé conmigo mismo y el libro y lo dejé ahí estacionado.
T:-¿Cómo veías vos las etapas del rock argentino? Ese de los ’80 tenía mucha influencia británica y, salvo Violadores, no había una muchas letras politizadas y con cuestionamientos frontales. ¿Por qué era más de sutilezas el rock?
MFB:-Lo que vas viendo a lo largo de estos 50 años y de por lo menos tres generaciones de rockeros y de público es que se van sucediendo cambios musicales y generacionales donde aparece una camada nueva de artistas a la par que los que ya venían de antes van cambiando de propuesta o de bandas o cambiando de estilo musical. En Argentina lo que pasó de los ’70 a los ’80 es que falta de información, por la dictadura y los medios, es que no había tanta información, era un país que no estaba a la par de lo que estaba pasando afuera. Pensá que en los ’80 recién llega el punk que ya había ocurrido en el ’77-’78 que acá todavía estaba el jazz rock. Con lo cual, lo que sucede en los ’80 después del boom de difusión de Malvinas y la vuelta de la democracia es que hay una explosión de bandas nuevas que ya se venían fogueando y que en esa época ya tenían su repertorio y recorrido armado. De la noche a la mañana fue el boom de Juan Carlos Baglietto, pero ya venía tocando en festivales, ya venía teniendo éxito y ya había grabado el disco, pero llegó con el disco justo en el momento justo. Con respecto a las letras o la mirada social, lo que tuvo el rock durante los ’70 fue mucho uso de la metáfora para escapar de la censura, hubo casos como Sui Generis con «Instituciones» que les dijeron que tenían que cambiarla. En los ’80 se empieza a mezclar una dinámica de grupos que están buscando una cosa más pop a la par que los que están manteniendo la línea más combativa son los que se llamaban psicobolches en esa época, como Víctor Heredia. Sin embargo, si te fijás en el rock, a lo largo de todos los años en Argentina siempre está describiendo lo que está sucediendo y eso es lo que le da la clave de que lo convierte en tan argentino, sino sería un rock traducido. Cuando habla de los problemas de un grupo de jóvenes o los problemas políticos es algo que solo puede ser de acá, y para mí eso es un factor muy distintivo de qué es rock y qué no. Musicalmente hoy puede ser rock una banda que quiere concursar en un programa de televisión, pero me parece que tiene que tener también el espíritu y esa influencia. Eso los diferencia de lo que podría ser un producto más efímero o inventado.
T:-¿El rock barrial es, junto a la cumbia villera, una expresión de rechazo o una consecuencia del menemismo?
MFB:-Durante el menemismo y el neoliberalismo tenés el fenómeno de lo que sería el rock sónico, el post-“Dynamo” de Soda Stereo, a la par del crecimiento del rock and roll que se convierte en el rock barrial, como Ratones Paranoicos y después en los ‘90 con Caballeros de la Quema, La Renga y Los Piojos. Las segundas son bandas que tienen una actitud más evidente que el rock sónico, pero a su manera este también lo menciona en algunas letras. Lo que sí, esas dos corrientes son las que te pintan los ’90 como nadie. Mismo Attaque 77 tienen letras contra Menem explícitamente.
T:-¿Vos lo ves como una reacción o como una expresión? ¿La cumbia villera es nuestro rap?
MFB:-Sí, es el huevo o la gallina: si los grupos describen lo que está pasando o si pasa y después se arman. Creo que si bien la cumbia villera se desarrolla dentro del circuito de la cumbia tradicional, que es un imperio al estilo de la vieja industria discográfica de los ’60 porque el productor que tiene el artista tiene los shows y todo, pero que se topa con el rock por la curiosidad que le provoca a muchos rockeros. El caso máximo sería Damas Gratis y dentro del cuarteto La Mona Jiménez, hay una admiración por mezclar, al rockero le interesa lo que pasa con ese estilo y los que hacen ese estilo admiran a los rockeros, entonces se empieza a dar una fusión que se expresa en algunos discos o en vivo.
T:-Con Cromañón, ¿qué es lo que muere musicalmente y culturalmente?
MFB:- Lo que ocurre a partir de Cromañón y dura prácticamente todo lo que resta de la década del 2000 es que cambia por completo el circuito de shows y de trabajo del rock en la ciudad de Buenos Aires. La primera solución que se le ocurrió a la gente de la municipalidad de esa época en vez de ordenar todo y regular mejor los controles fue prohibir todo, con lo cual se acabó la actividad en vivo. No podían volver a armar lo que ya estaba armado de manera tan desordenada y tan caótica con las habilitaciones.
T:-Los dueños de locales denuncian que el sistema de habilitaciones está hecho para coimearte, para que sea imposible habilitar un local.
MFB:- Sí, todos conocemos anécdotas de los boliches que la comisaría le multiplicaba la coima y tenía que cerrar porque no daban los números. Ni siquiera son leyendas urbanas, son historias que hemos escuchado y son reales. ¿Eso en qué repercute? Que la actividad de las bandas, especialmente pequeñas y medianas, se complica bastante. El artista grande mal que mal el estadio lo sigue haciendo, no hay problema para habilitar el Gran Rex. Pero todo lo que era ese semillero para los grupos under, incluso grupos explotados por los dueños de los boliches, se acabó. Hubo que reinventar la manera de difundirse de las bandas, lo que coincide casi de casualidad con el auge de Internet y lo que serían las redes sociales.