jueves, septiembre 19, 2024
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    Opinión: «Urtubey se disfraza de gaucho»

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    El diputado provincial por el Partido Obrero, Arturo Borelli realiza un análisis sobre el 17 de junio, la figura y el contexto histórico del Gral. Martín Miguel de Güemes y su relación con la actualidad

    Reflexiones sobre el lugar histórico de Güemes (y de Urtubey)

    ¨Lejos de ser heredero de Güemes, es responsable del atraso, la pobreza “estructural” del interior, el monopolio terrateniente, los jubileos impositivos a la gran propiedad y la entrega de los recursos naturales al imperialismo (minería!)¨, afirma Borelli.

    En la primera mitad del siglo XIX la zona del Alto Perú (Bolivia) y el actual norte argentino vivían un gran florecimiento económico de la mano de la hacienda y el comercio. En esta naciente empresa, la oligarquía terrateniente se apoyaba en la numerosa mano de obra indígena de una región que por ese entonces tenía una población superior a la de Buenos Aires y contaba con Salta, Chuquisaca, Cochabamba y La Paz como cabezas políticas y económicas.

    Los revolucionarios de mayo entendieron que si querían ganar a su causa al Alto Perú y a Salta, debían movilizar a la masa indígena con la consigna de la libertad (en relación a la mita y al endeudamiento) y propiedad de sus tierras. Sin embargo, la pasividad de los prósperos terratenientes criollos y la desorganización de los indígenas (que no se habían recuperado de las derrotas de Tupac Amaru y rebeliones posteriores) impidieron la victoria contra el poder español.

    Pero la rebelión altoperuana siguió su curso y en los años siguientes estallaron importantes procesos impulsada por una dirección contradictoria: por un lado los indígenas y por el otro un ala muy pequeña de la burguesía criolla que, más que la libertad y la tierra, quería la independencia de España y el establecimiento de relaciones más cercanas al capitalismo. Junto a los altoperuanos Azurduy de Padilla, Lanza, Camargo, Salazar, Zárate, Warnes y Acebo, Güemes fue parte de una importante tendencia independentista. Si bien estuvo por detrás de hombres como José Gervasio Artigas en su cuestionamiento al poder terrateniente y el monopolio portuario y aduanero de Buenos Aires, lo cierto es que en su lucha Güemes trastocó el orden salteño en mayor medida de la que hubiese querido la oligarquía y el Directorio del Río de la Plata. Un historiador señala que: “Los planes de Güemes para intensificar la guerra son rechazados por el general Rondeau. Pensaba que era conveniente aprovechar la desmoralización del ejército de Pezuela, vencido por él y en retirada. Aquí se inicia la ruptura con Rondeau” 1.

    Es decir que Güemes, lejos de quedarse a defender una supuesta “frontera norte” de Argentina (que por entonces no era tal porque el territorio abarcaba el Alto Perú) contraría al poder central y pretende avanzar hacia la liberación del norte. Frente a la negativa de Rondeau de movilizar al Ejército del Norte, el general se desliga del mismo y “en una acción comando se apropió de quinientos fusiles en Jujuy. Con ellos y su regimiento prestigiado por la defensa del norte y la reciente victoria hizo más tarde su entrada en Salta, en un clima popular de euforia por la caída de Alvear” 2. Güemes es proclamado gobernador a pesar del Cabildo, del Directorio y por presión de las masas en armas. A partir de entonces anuló las deudas e impuestos que confiscaban y esclavizaban a los campesinos salteños, al tiempo que ordenó contribuciones forzosas a la oligarquía local.

    Para debilitar al caudillo salteño, el Directorio con Posadas a la cabeza decide disgregar a Salta y transferir el poder a Tucumán, un bastión de la reacción en la que se prepararía a posteriori un Congreso cuyo objetivo central sería declarar la independencia pero pacificando el país; esto significaba terminar con las rebeliones de los desposeídos, someterse a la tutela de Inglaterra o Portugal y ahogar en sangre a los «caudillos facinerosos» que continuaban la lucha revolucionaria. Así, luego de su visita a Europa, Belgrano vuelve al país con la idea de subordinarse a la tutela de algún reino europeo poniendo como representante formal un indígena. Mientras tanto Buenos Aires pacta con Portugal la invasión a la Banda Oriental pero sin tocar Entre Ríos, con la intención de apaciguar a la potencia pero sobre todo acabar con la influencia de Artigas, cuya política federal y de reforma agraria iba en contra de Buenos Aires y las oligarquías regionales. Un destino similar le esperaba a Güemes y al Alto Perú: este envía a Mariano Boedo y al Coronel José Moldes al congreso de Tucumán con el mandato claro de apoyar el proceso independentista en las provincias del Alto Perú. Son impugnados por los delegados de la oligarquía y Moldes es arrestado por San Martín en Chile a pedido de Manuel Belgrano. En el quinquenio que va de 1816 a 1821 muere también Juana Azurduy y todos los rebeldes del norte.

    Es en este cuadro de «normalización» de las relaciones con Europa y aprovechando la derrota de Güemes contra las fuerzas tucumanas en 1820, la oligarquía salteña ejecuta un golpe de Estado el 24 de mayo de 1821. El terreno queda allanado por los propios golpistas para que el general Pedro Olañeta entre a Salta, ocupe el territorio en puestos claves, bloquee las salidas y posibles escondites y mate al general. «De una larga lista de responsables políticos emergen Bernabé Aráoz, gobernador de Tucumán, el coronel Eduardo Arias, los salteños Pedro Antonia Arias Velázquez, Dámaso Uriburu y Facundo de Zuviría” 3… Hay que agregar a Saturnino Saravia y José Fernández Cornejo, conspicuos hombres de la oligarquía local que serían elegidos en ese momento gobernador y comandante en jefe del ejército respectivamente. Estos firman un armisticio con Olañeta y les permiten mover libremente las tropas realistas por el norte de la provincia hacia Bolivia.

    Salvo los sectores más rezagados del pueblo salteño, nadie lamentó en ese momento la muerte de Güemes, quien tuvo que refugiarse y agonizar en un paraje alejado de la ciudad, dominada por sus enemigos de siempre. Recién entrado el siglo XX la clase dominante (que le había construido a regañadientes un monumento en el monte, lejos de la plaza dominada por Toledo) se apropia del prócer aunque sea de una manera superficial, llevando sus restos a la Catedral y hasta participando de los fogones otrora reservados “al populacho”.

    La clase social que lo entregó es la misma que impulsó no sólo la alianza con España sino también con Inglaterra y luego con Estados Unidos, siendo incluso protagonista principal de golpes de Estado como el de 1930. Urtubey, lejos de ser heredero de Güemes, es responsable del atraso, la pobreza “estructural” del interior, el monopolio terrateniente, los jubileos impositivos a la gran propiedad y la entrega de los recursos naturales al imperialismo (minería!). Y todo eso mientras se disfraza de gaucho.

    Arturo Borelli.

    1 De Los Ríos, Juan Manuel. Ponencia sobre Guemes, Universidad de Tucumán, 1972.
    2 Rath, Christian. La Revolución Clausurada. Biblos, 2011.
    3 Idem.

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