En el marco de la presentación de su último disco la Síntesis O´konor, la banda símbolo de la cultura independiente en nuestro país tocó por quinta vez en Salta. Nuevos discos, viejas drogas. Por Mariano Arancibia
Después de casi un año, El Mató volvió a esta ciudad. Tocó el domingo 17 de septiembre más de dos horas ante más de 300 personas. Fue un recital a puro pogo, colmando por completo las expectativas generadas.
El repertorio estuvo basado en su nueva placa La Sintesis O´konor y una selección de temas de sus otros discos editados. Comenzaron con “Madre”, una de las canciones del simple El Tesoro. Al toque sonó “La Cobra” y el apocalíptico “Día de los muertos”. Luego “El Tesoro”, “perdón de nuevo si estoy acá pensé que habías preguntado por mí”, se escuchó fuerte; todos se saben la letra aunque se trata de una canción nueva.
Siguen con “Violencia”, “Nuevos discos”, “Dos Galaxias” y “Día de navidad”, tema que hace retumbar el lugar con “te persigue la policíaaa, en navidad”, un clásico estribillo a esta altura, que cierra con el cantante pidiendo por Santiago Maldonado.
Cuando empieza a sonar “Mujeres Bellas y Fuertes”, uno de los hitazos de los platenses, el público se enfiesta más de lo que está, sin embargo, continúan con el post punk “El fuego que hemos construido”, tema con que se retiran a descansar unos minutos. La gente pide más. Hay un clima festivo notable.
Afuera corre un viento helado, casi como la birra que circula para aguantar el calor agobiante del boliche, por cierto sin ventilación. La euforia todavía no baja y la banda vuelve con “El magnetismo” y “Chica de Oro”. Pegado, “Yoni B” y “Chica rutera”, que hace saltar a todos, incluso a los más “viejos”. El show termina muy arriba.
Aun sin escenografía, con un puñado de reflectores del lugar solamente, la banda de La Plata – que ahora tiene una formación aumentada con batería electrónica- otra vez dejó en alto su reputación ante el público local.
Era de esperar: el mato atraviesa un éxito increíble en el país, lo cual ya le permitió girar por España, Colombia, México y Estados Unidos, donde incluso tocaron en festivales en la mítica Seattle.
La pregunta obligada que surge, entonces, es por qué pega tanto su propuesta? ¿Por sus letras breves y pegadizas? ¿Porque es lo que tenemos a mano si nos gustan los sonidos onda Pixies o Soni Youth? ¿Porque lejos tenemos a los artistas de la movida grounge que ya partieron como Scott Weylan o Cris Cornell? ¿Porqué huelen a adolescentes desencantados como Nirvana? ¿Porqué será? ¿Porqué muchmusic los elige para un especial o porqué grabaron en Texas? Tal vez por la combinación de todo eso. O tal vez porque siempre es necesario que la juventud se identifique con algún grupo.
Mucho se ha dicho sobre la banda: los más pesimistas señalan que está sobrevalorada por los medios. Otros dicen que se trata de algo así como “la voz de la generación de estos tiempos” y que el nuevo disco es el mejor de los lanzamientos del año.
Lo cierto es que en más de 10 años, E.M.P.M, logró en base a sonidos minimalistas, letras sencillas con guiños al cine de clase B y un toque de psicodelia, instalarse como uno de las bandas que nutren la actual movida independiente junto a Pez o Los Espíritus. Lograron esto con la varias veces ensayada formula de un grupo de pibes comunes que hacen canciones con letras sensibles y cotidianas con solo tres acordes.
Si existen bandas que se escuchan cuando uno transcurre la adolescencia; el mató es una de ellas. Lo prueba su público: adolescentes, en general, de clase media. Un público que nada tiene que ver con el futbolero de antes, que llevaba sus trapos y coreaba canticos en la previa. Es notorio la primacía de chicas, muchas perfectamente lokeadas, manteniendo el decoro y la pose. En el recital, los jóvenes juegan a poguear y se enfiestan eufóricamente con canciones que al parecer iluminan su existencia. Se puede decir que el mató es para escuchar en vivo. También, que hay muchas canciones, y más en este disco que son romanticonas, ideales para transar con alguien. Este combo entre “enfieste” y “lentos” cautiva al público sub 25 que los sigue.
Como en la pintura, un cuadro que este bien pintado no significa que sea una gran obra de arte; en este caso sería arriesgado afirmar que el nuevo disco de el mató quedará en los anales del rock argentino.
Pero en un país donde todo se va al carajo, el brote inddie da señales de algo (de qué? no sé bien). Y más si una banda saca un disco bien producido, grabado en EEUU, con un estándar de calidad indiscutible.