Una investigación de la cadena norteamericana CNN expone más de 16 testimonios de mujeres que trabajaron con el actor, donde expresan haber sufrido comportamientos inapropiados hacia ellas.
Entre las denunciantes se encuentra una periodista de la misma cadena CNN quién sufriera comentarios sexualmente explícitos por parte del actor durante una entrevista televisiva que le realizaba en ocasión del estreno de una película.
A las denuncias también se suma la asistente de producción de su película Un golpe con estilo, quién dijo que el actor la toqueteó e hizo reiterados comentarios sobre su figura y su manera de vestir e incluso trató de levantarle la pollera para ver si llevaba ropa interior. Este acoso siguió hasta que Alan Arkin, compañero de elenco de ese film, le dijo al actor que no lo hiciera más, contó la joven a CNN.
No deja de ser llamativo que el actor acusado sea Morgan Freeman, mundialmente conocido por sus papeles que lo muestran como alguien bondadoso y sabio, al punto de interpretar y poner la voz de Dios en importantes producciones de Hollywood.
Con esto, una celebridad más cae en la volteada que ha sido bautizada con el nombre de #MeToo, y que ha empezado a desenmascarar conductas repudiables y hasta delictivas, que están establecidas desde hace años en la industria cinematográfica y gozaron durante décadas de plena impunidad.
