Por Diego Subirada.
En Jujuy obligaron a una nena violada de 12 años a parir. Ahora ¿Quién deberá decirle a la niña que su madre biológica la dio en adopción ya que al momento de parir sólo tenía 12 años, que en realidad quería abortar y no se lo permitieron y que su padre biológico es un violador que en ese momento tenía 60 años? ¿O entre todos nos debemos encargar que eso nunca salga a la luz?
Gracias al actuar confabulado y artero de la burocracia jujeña que le negó la práctica de un aborto no punible a una niña de 12 años que había sido violada por un vecino de 60. Violando (de nuevo esta palabra) de esta manera abiertamente leyes, códigos y tratados internacionales. La Corte Suprema de Justicia de la Nación establece en sus fallos y jurisprudencia que toda mujer embarazada como resultado de una violación tiene derecho a acceder a un aborto no punible, estas resoluciones se basan en el artículo 86 del Código Penal Argentino desde 1921.
En pos de lo que llaman “la defensa de las dos vidas” violentaron todos los derechos que le asistían a la niña para que se le realice un aborto, cuya manifiesta voluntad, tanto de ella como la de su madre fueron presentadas por escrito ante las autoridades provinciales, quienes sin duda deberán dar explicaciones al respecto de porque no se cumplió con este pedido.
Ok, ahí lo tienen, se salieron con la suya, la bebé nació, dejó de ser un feto para convertirse en persona. ¿Y ahora qué señores?
Seguramente la respuesta del colectivo cómplice de esta tortura responderá, “ya encontrará un lugar donde alguien le pueda dar amor (por supuesto que en hogar de ellos no), hay mucha gente queriendo adoptar, o como repite una de sus consignas “cambiemos abortar por adoptar” y cosas así…
¿Y ahora qué señores ?, ¿Quién va a ser el encargado de decirle a esa persona que acaba de nacer cuando realice una esperable consulta sobre sus padres biológicos?, quién deberá decirle que su madre biológica la dio en adopción por que al momento de parir tenía 12 años, que en realidad quería abortar y no se lo permitieron y que su padre biológico es un violador que en ese momento tenía 60 años y chupate esa mandarina.
Ya sé, alguno me dirá, -Bueno, no hace falta que la nena sepa todo, lo importante era salvarle la vida. Lo mejor es que no sepa.
Aquí es donde queda absolutamente expuesta la monstruosidad del accionar de este colectivo, auto denominado pro vida. Ahora nuestra tarea como sociedad es hacer que esa niña nunca sepa la verdad. A partir de ahora empezamos a crear una «Truman», como el del filme The Truman Show, donde debemos ocultar, mentir, engañar, manipular y todo esto en pos del bien de la criatura que violando todas las leyes ayudamos a salvar.
Un terrible golpe a nuestra sociedad, un golpe que nos deja en una posición pesimista a la hora de exigir que ante el flagrante y abierto quebrantamiento de todos los derechos que le correspondían a esa niña a abortar, haya algún responsable por lo que hicieron. Lo que hicieron, no se hace señores, lo que hicieron, expresado en su propio lenguaje, fue demoníaco, macabro, monstruoso. Ahí lo tienen.