Con la voz de Emi, y los coros de Martín y Agustín (el tridente de los hermanos Jorge), Los Gauchos de Acero, presentaron canciones del próximo disco «El otro lado del monte».
Por Mario Saravia.
El público tenía el entusiasmo de los reencuentros, del abrazo y el afecto postergado. El deseo de desahogo amontonado en las gargantas y la hora estaba cerca. Como el ceremonial de los fogones la ronda del trago recorría en las butacas mitigando la impaciencia. La lumbre del escenario, como la llama de una fogata, iluminaba las miradas llenas de brillo. Algunas bocas cargadas de acuyico soltaban el grito de «vaaaamo gauchos» rompiendo el lienzo de murmullos. Eran las 21, la cuenta regresiva de los relojes invertían el recorrido y la sensación de tiempo se percibía como un random casi interminable de segundos; ya era la hora pactada. El escenario se envolvió de humo como guardando un misterio salamanquero y , tras el, las figuras casi espectrales se corporizaron con el arpegio de una milonga. Violín, guitarra y bajo marcaron la cadencia del recitado pero el canto desbordó la voz, y como el galope de un cojudo, corrió con los matices y tempos de un bombo leguero. El público soltó la euforia contenida y la noche, a partir de ahí, se convirtió en un viento lleno de gozo y energía. No, no era el recital de un grupo folclórico, ni armonizaban voces tradicionales, pero había chacarera, zamba, y vidala. Había carnaval y comparsa. Una «viola» metálica con solos e interludios hacía la alegoría al efecto hipnotizante de la Salamanca, y dentro de ella, arrancaba una fiesta demencial que no quería parar más. Un pequeño pullai daba saltos y escapaba del escenario para enfiestar al público cargando el bajo. El sonido de inframundo se metía en la carne y la gente enloquecía. El tropel de retumbos sonaba ejecutado por un demonio no menor marcando el ritmo frenético de la fiesta. Tontones y redoblantes. Los platillos, el bombo en los pies y las baquetas, soltaban explosiones que se escapaban de las paredes del Teatrino. Todo eso eran los hermanos Jorge haciendo lo que saben y lo que conocen desde siempre.
Los Gauchos de Acero tienen conexión con esas raíces y la evidencian en su nuevo trabajo. Y aunque en su origen se constituyeron como un grupo netamente metalero, no escatiman los recursos para incursionar con mucho atino un estilo autóctono. Logran la amalgama del Heavy y el Folklore con una versatilidad inusitada. Exaltan un ser Salteño existente que a veces se desdibuja en el afán turístico que selecciona la inmensa diversidad y propuesta cultural de la ciudad y deja al margen otra inmensidad de artistas. Ellos saben de sus méritos, del peso que tienen y de la responsabilidad de sostenerlo, son conscientes. Su trabajo es profesional, no dejan baches en la obra. Por eso tienen la vigencia y la historia que tienen, y anoche la han reivindicado. Con canciones de contenido social y de resistencia dejan en claro la identidad contestataria del grupo y expanden las connotaciones de la palabra «Gaucho». La sacan del lugar bastardeado y reverencian esa identidad de hombres trabajadores y abnegados que confrontan la subsistencia.
Emi Jorge, como portavoz, asume el rol de un mensajero. Deja un mensaje urgente y propone intervenir el sentimiento de una grieta que se inoculó al imaginario social, y que no es más que un ardid ajeno. También entiende el sentido comunitario de las expresiones del arte al que interpreta y nombra como una hermandad. Toma el compromiso de poner en el escenario la coherencia de los dichos y las acciones. Así tal como lo pregona, comulga en el espacio musical con los aportes y la colaboración de un músico excepcional como Abel Gorosito. Anoche el público estuvo agradecido con ello y le han brindado gran aceptación.
Con la voz de Emi, y los coros de Martín y Agustín (el tridente de los hermanos Jorge), Los Gauchos de Acero presentaron canciones del nuevo disco «El otro lado del monte» y han dado a todos un show a la altura de su trayectoria. Ha sido un espectáculo digno y me fui con la satisfacción de haber cumplido todas mis expectativas.
