Si bien se trata de un problema común, interfiere en las actividades de la vida diaria y las relaciones sociales. Se recomienda la consulta con profesionales de la salud mental.
El 13 de enero de cada año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra el Día Mundial de Lucha contra la Depresión.
Se trata de un trastorno mental frecuente, resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos.
La depresión es una enfermedad común pero grave, que interfiere con la vida diaria, con la capacidad para trabajar, dormir, estudiar, comer y disfrutar de la vida.
También, provoca angustia mental y afecta la capacidad de las personas para llevar a cabo, incluso las tareas cotidianas más simples.
Se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.
La depresión es una condición comórbida frecuente, que complica la búsqueda de ayuda y la adherencia al tratamiento y afecta el pronóstico. Existe evidencia de que predispone al ataque cardíaco y la diabetes, lo que a su vez aumenta la probabilidad de padecer depresión.
Muchos factores de riesgo, como el bajo nivel socioeconómico, el consumo de alcohol y el estrés, son comunes a los trastornos mentales y a otras enfermedades no transmisibles.
Síntomas
No todas las depresiones presentan los mismos síntomas ni la misma gravedad, estos varían en función del individuo y sus circunstancias. Entre los síntomas que puede presentar la depresión se encuentran:
- Sentimientos de tristeza, ansiedad, desesperanza.
- Fatiga y falta de energía.
- Autoestima baja, desánimo.
- Dolores persistentes (digestivos, de cabeza, musculares).
- Trastornos del sueño: insomnio, despertarse durante la noche con frecuencia, dormir durante muchas horas seguidas.
- Dificultad para concentrarse, recordar cosas, o mantener la atención.
- Pérdida de interés en la realización de actividades que antes agradaban.
- Pérdida del interés en relaciones sexuales.
- Pérdida del apetito o apetito exacerbado.
- Ideas suicidas o intentos de suicidio.
Existe tratamiento
Aún en los casos más graves, la depresión es una enfermedad que se puede tratar. Para tener un correcto diagnóstico, se recomienda asistir a los servicios de salud mental en hospitales o centros de salud, o consultar con profesionales del sector privado.
La depresión puede tratarse con terapias psicológicas, de abordajes individuales o grupales. Estas terapias pueden estar acompañadas con el uso de psicofármacos que inciden sobre el estado de ánimo.
Además, se recomienda la realización de actividad física, ya que mejora la autoestima, la planificación, el humor y el desarrollo del contacto social.
La depresión difiere de las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana. Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es recurrente y de intensidad moderada a grave.
Recomendaciones
Asimismo, se aconseja llevar a cabo algunas pautas para poder prevenir el trastorno de la depresión:
- Hablar de los sentimientos propios con alguien de confianza.
- Solicitar ayuda profesional.
- No aislarse. Mantener el contacto con familiares y amigos.
- Hacer ejercicio regularmente, aunque se trate de un pequeño paseo.
- Mantener hábitos regulares de alimentación y sueño.
- Evitar o limitar la ingesta de alcohol y del consumo de sustancias ilícitas.
- Hacer cosas que sean del agrado propio.
- Tomar conciencia de los pensamientos negativos y autocríticos persistentes e intentar sustituirlos por pensamientos positivos.
Problema mundial
Según la OMS, la depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo. Se estima que afecta a un 3,8% de la población, lo que significa alrededor de 280 millones de personas.
En cuanto a edades, el 5% de los adultos y el 5,7% de los mayores de 60 años a nivel mundial tendrían depresión.
Fuente: Secretaría de Prensa y Comunicación.