En este caso fuel el Premio Nobel de la Paz respaldó el reclamo de restitución a las comunidades originarias de las momias de un niño, una niña y una adolescente de más de 500 años, hallados en el volcán de Salta. Desde el INAI remarcaron que «Adolfo siempre apoyó las luchas de las comunidades originarias y ahora suma un nuevo granito de maíz en su larga lucha».
El Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, respaldó el reclamo de restitución a las comunidades originarias de las momias de un niño, una niña y una adolescente de más de 500 años, hallados en el Volcán de Llullaillaco, provincia de Salta, recientemente declarado «sitio sagrado» por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).
«Apoyo para que sean restituidos los antepasados (de esas comunidades), que los antepasados puedan volver a sus comunidades y lugares de origen. Entiendo que deben tomarse cuidados con la conservación de esos restos, pero apoyo que se pueda llegar a una solución conveniente para todos», expresó Pérez Esquivel en un video difundido este miércoles por Marco Bufano, fotógrafo del colectivo Guías (Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social), quien registra apoyos para las comunidades en lucha.
El 13 de junio último, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) declaró «Sitio sagrado» al Volcán Llullaillaco, en la Cordillera de los Andes, en Salta, donde en 1999 fueron hallados los cuerpos congelados de un niño, una niña y una adolescente de más de 500 años y cuya restitución piden las comunidades originarias desde el mismo año.
La resolución del INAI firmada por su presidenta, Magdalena Odarda, a la que accedió Télam, destacaba que el centro ceremonial Llullaillaco es «uno de los más importantes del continente, cuenta con un cementerio comunitario a 4.900 metros de altura, con un camino que incluye edificios que van desde la base hasta la cima, constituyéndose en un centro de ofrendas único en el país».
En 1999, fueron hallados en el santuario más alto del mundo, a 6.730 metros de altura, los cuerpos de a quienes luego se llamó «Los Niños del Llullaillaco», en perfecto estado de conservación, a pesar que datan de más de 500 años.
Se trata de un niño de 7 años, a cuya momia se conoce como «El Niño»; una niña de 6 llamada «La Niña del Rayo» y el cuerpo de una adolescente de 15 años, a quien se designó con el nombre de «La Doncella».
Junto a ellos se encontraron medio centenar de objetos en miniatura de oro, plata, plumas, textiles y cerámicas.
Las comunidades originarias piden desde 1999 la restitución de las momias, que son exhibidas en la actualidad en el Museo salteño de Arqueología de Alta Montaña (MAAM), inaugurado en 2004 especialmente para albergar las tres momias.
El antropólogo del INAI, Fernando Pepe, destacó a esta agencia el respaldo de Pérez Esquivel y recordó que «el apoyo de los premios Nobel de la Paz a las restituciones comenzaron con el pedido de Nelson Mandela en 1994 a Francia por la restitución de Sara Baartman, mujer de la etnia khoi, conocida como ‘La Venus hotentote’, fallecida en 1815 prisionera de los científicos franceses de la época, que luego la embalsamaron y exhibieron. Finalmente en 2002 el reclamo de restitución de Mandela se concretó a Sudáfrica».
«Y en Argentina ya en el año 2001 Adolfo Pérez Esquivel apoyó y participó activamente de la restitución de Panguitruz Güor (Mariano Rosas) desde el Museo de La Plata a las comunidades Ranqueles de La Pampa», precisó.
Remarcó que «Adolfo siempre apoyó las luchas de las comunidades originarias y ahora suma un nuevo granito de maíz en su larga lucha por la defensa de los derechos humanos. Para nosotros es un honor tremendo transmitir este apoyo, desde el INAI, a las comunidades en lucha por la restitución de sus ancestras y ancestros».
«Estos apoyos son muy importantes para visibilizar y concientizar en materia de Derechos Humanos y en derecho indígena. También nos enseñan a ver a las comunidades indígenas como hermanos y hermanas de nuestros pueblo, ya no como objetos de museos de un pasado remoto», concluyó.
El director del MAAM, Mario Bernaski, en una entrevista con Télam en julio último, expresó: «Vemos con muy buenos ojos esta declaración (de sitio sagrado). De hecho, siempre le dimos tal tratamiento al Llullaillaco porque es el rol que le dieron los Incas a este tipo de Apus (montañas divinas) y eso fue así desde el momento constitutivo del museo».
Asimismo, consideró que la discusión acerca de la restitución de los niños debe darse: «Creo que hay que sentarse con todas y todos a charlar el tema».