Desde el inicio de su mandato, el gobierno provincial ha implementado una lógica amigo-enemigo que ha convertido a Salta en un lugar hostil para aquellos que no son considerados amigos del poder e invita a emprendedores de buena fe, sin importar su tamaño, a buscar crecimiento en otras latitudes.
La provincia de Salta, tierra de contrastes y rica en cultura, vive una realidad compleja y contradictoria. Por un lado, encontramos una Salta que se muestra receptiva, amable y con grandes posibilidades de inversión, turismo y desarrollo. Sin embargo, por otro lado, también existe una Salta poco amigable para aquellos que no están cerca o no son favorecidos por el poder de turno.
Este panorama plantea serias preocupaciones en cuanto a la concentración de poder por parte del gobierno, la sumisión de la justicia y la exclusión de aquellos que no son considerados amigos del poder.
El poder concentrado
El gobierno actual de Salta ostenta una mayoría absoluta en ambas cámaras, la mayoría de los intendentes están alineados con el gobierno, creando una red de apoyo que refuerza su dominio político. Esta situación se ve sumamente agravada por una justicia dócil y una Corte de Justicia que incluye a personas sin experiencia judicial que ocupan un lugar solo por cercanía personal con el gobernador.
Esta subordinación de los poderes judiciales al poder político es un motivo de preocupación para aquellos que buscan un sistema de justicia independiente, equitativo y con posibilidad de realizar un equilibrio de poderes.
La lógica del amigo-enemigo
Desde el comienzo de su mandato, el gobierno provincial ha implementado una lógica amigo-enemigo que ha convertido a Salta en un lugar hostil para aquellos que no son considerados amigos del poder, sumado a la escasa calidad en el trato humano que ha mostrado el gobierno desde su llegada. Esta dinámica genera divisiones y dificulta la convivencia pacífica y el desarrollo.
Emprendedores independientes y grandes empresarios que no logran sintonizar con los dos escritorios que concentran la mayoría de las decisiones gubernamentales se enfrentan a grandes obstáculos en su camino.
La falta de apertura y diálogo por parte del gobierno genera un clima de desconfianza y ahuyenta potenciales inversiones y oportunidades de crecimiento.
La necesidad de un cambio
Es fundamental que el gobierno provincial revise su lógica y tome conciencia que puede obtener beneficios si realiza un cambio. Como administrador de los recursos públicos, debe mostrar una capacidad negociadora superior que trascienda las barreras de su círculo de amistades.
La provincia de Salta necesita un gobierno amplio que promueva la diversidad de ideas, el respeto a la legalidad y la inclusión de todos los sectores sociales en el desarrollo y el progreso.
Invitar a emprendedores de buena fe, sin importar su tamaño, a buscar crecimiento en otras latitudes es un reflejo de la falta de apertura y visión a largo plazo.
La concentración de poder, la subordinación de la justicia y la implementación de una lógica amigo-enemigo han generado un clima de exclusión y desconfianza. Es imperativo que el gobierno provincial reevalúe su enfoque y adopte más amplia e integradora.