Figuras como Sergio Massa o Patricia Bullrich ¿se acercarán a la masiva procesión en busca de ventajas electorales?. La experiencia previa nos enseña que este gesto conlleva riesgo.
En el corazón de Salta, cada año se congrega una marea de creyentes devotos para celebrar el Tiempo del Milagro, una de las festividades religiosas más importantes de Argentina. En esta ocasión, sin embargo, el evento adquiere un matiz especial, pues se encuentra inmerso en el contexto de las elecciones generales presidenciales que se llevarán a cabo el próximo 22 de octubre.
La incógnita que se presenta es si los candidatos presidenciales buscarán capitalizar políticamente este masivo encuentro de fe. Recordamos con claridad el episodio acontecido en la campaña previa, cuando el entonces presidente, en busca de la reelección, Mauricio Macri enfrentó la desaprobación del Vicario de la Arquidiócesis de Salta, Dante Bernacki. Sus palabras resuenan aún en nuestros oídos: «Me da la impresión de que no le dio resultado la Pachamama y viene a ver si el Señor del Milagro le tira un votito más».
En esa ocasión el propio Monseñor Mario Cargnello, durante la homilía de la misa del último día del Triduo por el Milagro, también dejó constancia de su voz crítica: «Has hablado de la pobreza, llévate el rostro de la pobreza», le espetó al mandatario nacional. Estas declaraciones resonaron con fuerza en no fueron del agrado del entonces presidente y de su comitiva y subrayaron la importancia de que los líderes políticos comprendan y atiendan las necesidades de la sociedad.
En este escenario electoral y excluyendo a Javier Milei quien se ha manifestado en reiteradas ocasiones contra el Papa Francisco, resulta inevitable cuestionarnos si figuras como Sergio Massa o Patricia Bullrich se acercarán al concurrido evento en busca de ventajas electorales en una campaña que se vislumbra altamente competitiva. La experiencia previa nos enseña que este gesto conlleva un riesgo, el de exponerse a críticas eclesiásticas.
Es importante recordar que el Tiempo del Milagro es un espacio sagrado para la población, un momento de recogimiento y espiritualidad para miles de creyentes. La presencia de candidatos debe ser respetuosa y enfocada en el mensaje de unidad y solidaridad que este evento representa.
Sin embargo, en un tiempo en el que la violencia verbal y la discordia a menudo parecen dominar el panorama político, el Tiempo del Milagro ofrece una oportunidad para demostrar, al menos de manera simbólica, que la unión y la compasión pueden prevalecer sobre las diferencias.
Que esta celebración religiosa sirva de oportunidad para recordar la importancia de trabajar juntos por el bien común, más allá de las diferencias ideológicas, cosa que parece costarle mucho a nuestra clase política.
Los líderes políticos tienen la responsabilidad de comprender la relevancia de esta festividad para la comunidad salteña y argentina en su conjunto. No se trata de un escenario para ganar votos, sino de un momento para escuchar y comprender las necesidades de quienes allí se congregan.
