viernes, octubre 25, 2024
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    Primer Debate Presidencial: Punto para la Democracia Argentina.

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    No hubo grandes ganadores ni perdedores. Cada candidato se centró en su discurso y respondió a las preguntas con seriedad y responsabilidad. Un principio de madurez política que la sociedad argentina merece y demanda en tiempos críticos.

     

    Más allá de las expectativas previas, el primer debate presidencial en la capital de la provincia de Santiago del Estero resultó ser un evento crucial para la democracia argentina. Permitió a los cinco candidatos exponer sus ideas y propuestas en un ambiente de respeto y moderación, un contraste refrescante respecto a la campaña electoral, donde a menudo las alocuciones vehementes y las descalificaciones desafortunadas han tenido un papel preponderante.

    Javier Milei, representando a La Libertad Avanza, sorprendió al mantener un tono moderado y cuidadoso. Aunque previamente se le asociaba con un discurso más exaltado y virulento, parece que su posición en las encuestas le dio la confianza para no recurrir a ataques verbales y despliegues de histrionismo. Esta elección estratégica resultó efectiva y demostró una faceta más equilibrada de su candidatura.

    Sergio Massa, actual ministro de economía, se convirtió en el centro de muchos ataques por su gestión. En un gesto de apertura y unidad, afirmó que de ser elegido presidente, convocará no solo al radicalismo, como había mencionado anteriormente, sino también al Pro y a los libertarios para formar parte de su gobierno. Esto indica una disposición a construir un gabinete diverso y plural, una señal alentadora en tiempos donde el consenso es fundamental.

    Patricia Bullrich destacó con frases contundentes durante el debate. Su llamado a la solidez fiscal y la crítica a la emisión desmedida de dinero mostraron una preocupación genuina por la estabilidad económica del país. “Elegí el camino del Estado de derecho y lo digo de frente porque todo el día están diciéndome que yo usé la violencia (…) decir que esa tragedia tan brutal hoy tiene que ser reconocida, tanto, por los muertos de la dictadura, como los muertos de las organizaciones armadas, tanto civiles como militares”, afirmó.

    Juan Schiaretti, por su parte, hizo hincapié en la importancia de no culpar a la prensa por los errores o fracasos, en contraposición a las prácticas del Gobierno nacional. Además, resaltó el compromiso de su administración con el equilibrio fiscal en primer lugar y el federalismo, además rescató  la pluralidad de ideas y la promoción del crecimiento social.

    Miriam Bregman recordó con firmeza los desafíos que enfrentó el país en el pasado, haciendo énfasis en la relación con el Fondo Monetario Internacional. Su llamado a la prudencia y a aprender de la historia es una advertencia necesaria para evitar cometer los mismos errores. “A la derecha se le enfrenta siempre porque si no, crece. Por eso aprovecho este lugar para decir ni un paso atrás. Ni un paso atrás. Defendemos incondicionalmente el derecho a la protesta”, manifestó.

    En resumen, este debate presidencial representó una oportunidad invaluable para todos los argentinos de presenciar un espacio de exposición de ideas en un ambiente de moderación, racionalidad y respeto. Es un punto a favor de la democracia argentina, que tantas veces ha sido objeto de críticas. Este evento nos recuerda que la política responsable y el diálogo constructivo son único camino para la construcción de un futuro mejor para todos los argentinos.

     

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