jueves, noviembre 21, 2024
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    Cosquín Rock 2024: una foto del rio musical argentino

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    Con menos gente que el año pasado, la última edición fue un crisol de colores entre lo clásico y lo contemporáneo de la escena musical popular argentina. Desde Ciro hasta Dillom, pasando por Modo Diablo, Duki, Lali, Miranda, Catupecu, Divididos y Skay Belinson. Incluido perlitas internacionales como Molotov o Slash y el DJ aleman Claptone, Gordo y el estadounidense Steve Aoki, sumado a Bandalos Chinos y Usted Señálemelo fueron los protagonistas del célebre evento anual que se realiza en las sierras cordobesas.

    Por Mariano Arancibia.

     

    El festival, al igual que el río que inspiró a Borges en un poema, es una manifestación de lo constante y lo cambiante al mismo tiempo. Es el mismo en su esencia, pero siempre diferente en su expresión, como el río interminable que «pasa y queda y es cristal de un mismo Heráclito inconstante, que es el mismo y es otro», tal como lo escribió el escritor argentino. En cada edición, el Cosquín Rock renovó su impronta, recordándonos que la verdadera esencia de la música trasciende las etiquetas, fluyendo con el tiempo.

    A 3 km de “la capital del folclore”, se encuentra el predio que alberga desde hace trece ediciones al evento, considerado por muchos como el más federal, ya que concentra a gente de todo el país, no sólo dentro sino también en las inmediaciones del lugar. Es literalmente una movida enorme. Abarcando 14 hectáreas puede considerarse como la mayor superficie en Latinoamérica usada con estos fines. Esto obliga a tensar los límites del cuerpo al extremo. Caminar rápido e incluso correr para no perderse un artista es prácticamente obligatorio, como así también tener un calzado cómodo. No pocos tuvieron que sacarse sus botas de plataformas, después de peregrinar varias veces bajo el sol y los que no tuvieron en cuenta esto, el día 2, libraron su propia batalla contra el barro generado por la lluvia caída entre las 15 y las 17 hs: fue impresionante el agua que cayó en ese breve lapso de tiempo.

    Winona Riders.

    Seis escenarios con distancia de 1 km entre un extremo y otro es un desafío y, naturalmente es imposible estar presente en dos lados a la misma vez. Los escenarios más grandes son el Norte y el Sur. El primero fusionó la presencia de jóvenes exponentes como Blair, Nafta, Dillom, Neo Pistea, Milo J, Ysy A y Duki, con clásicos como Los Pericos (junto a invitados como Natalie Pérez o Cucho Parisi.), Los Auténticos Decadentes, que hicieron despertar a más de uno que se durmió con Conociendo Rusia, y Babasonicos. Con 17 temas, la banda liderada por Dárgelos desplegó todo su arte: arrancó con Anubis pegado a Pijamas, al medio tocó: Ingrediente, La Pregunta y el riff stone de Mimos son mimos; para el final Yegua- o como diría Iorio la canción del cartógrafo chileno- que desató el fulgor cuando sonó el estribillo de “algunas noches soy fácil” y retumbó el “perdido estoy, perdido estoy”, finalizando: Bye Bye, Putita e Irresponsable. En este escenario ganó terreno el fenómeno de música urbana, lo cual se vio reflejado en una constante convocatoria.

    En el segundo escenario, reconocido por ser más rockero, se ofreció un menú clásico: tocaron bandas históricas como Divididos, Las Pelotas, Skay y los Fakires, Slash- que dicho sea de paso no tocó nada de los Guns- Airbag -que hizo subir a un guitarrista random del público- Caras Extrañas (liderada por Junior de La 25), Las Pastillas del Abuelo y Ciro y los Persas, que hizo subir al escenario a Tete de La Renga para que el público lo salude porque era su cumpleaños; el ex líder de Los Piojos fue el más convocante, reafirmando así su liderazgo entre las masas. “Qué placer verte otra vez”, fue coreada al unísono por todos, desde la vendedora de alfajores hasta el niño en los hombros de su padre. En esa sintonía, se inscribió también La Casita del Blues, que se destacó como un espacio propicio para las improvisaciones y buenos riffs como así también relajarse un poco de lo asfixiante que resulta la multitud después un tiempo.

    Miranda!

    En el escenario Montaña, considerado por muchos como el mejor telón de fondo natural, sucedieron las mejores presentaciones a criterio de este humilde cronista. Empezando por el espectáculo de Miranda, que entregó una versión reducida de Hotel Miranda! junto con reversiones de sus éxitos más grandes, incluyendo en modo video a Chano, Calamaro, María Becerra; hasta la deslumbrante actuación de Lali, que cautivó al público a través de un despliegue visual con una impronta sexual, impresionante, con luces, fuego y un destacado cuerpo de bailarines. Fue un show no sólo para escuchar sino para ver. Peces Raros sin duda resaltó y es para recomendar para aquellos que no pudieron escucharlos: es una banda que la está rompiendo. Merece mención aparte, Claptone, el DJ de máscara dorada, que desde hace diez años viene siendo un referente del house tecno, presentándose en festivales de la talla de Coachella, así como en locales icónicos de la música electrónica de Ibiza. Junto al DJ Gordo, que venía de presentarse en el parador Mute de Mar del Plata, fueron los puntos culminantes de la fiesta electrónica. No fueron menos: Catupecu Machu, y Usted Señálemelo. Ambos convocaron y sonaron descomunalmente.

    Lali.

    El escenario Paraguay, más cercano al reggae y la cumbia, concentró a artistas como Mimi Maura-por lejos lo mejor-, La Delio Valdez, Sara Hebe, Los Tabaleros, Alika, Dancing Mood y Alborosi. Es tal vez el sector más chill: con mejor sombra y servicios no desbordados. El escenario Boomerang, mucho menor, por cierto, fue testigo de actuaciones de Broke Carrey, Dante Spinetta, 1915, Camilú, Muerejoven y Los Tipitos, que como era de esperar coparon su escueto espacio.

    Política

    Lo inesperado, es posible decir, no llegó del lado de lo estrictamente musical sino en la actitud de varios artistas respecto a la situación histórica concreta que atraviesa el país. Para sorpresa de los rockeros de paladar negro, quienes tempranamente denostaron la apertura musical de la grilla, ya que representaba una fotocopia del género y no cumplía con los supuestos mandamientos de la movida, fueron los que no encajaban en la imprecisa etiqueta “rock”, quienes se expresaron fuertemente contra el gobierno.

    En primer lugar, vale mencionar a Dillom -que reversionó Sr Cobranza, de Las Manos de Filippi- y se ganó sin duda el premio al más rockero de los traperos. El pibe viene pisando fuerte- con o sin- ese crooss a la mandíbula de por medio y demostró que no es para nada indiferente ante lo que acontece.

    Dillom.

    Especialmente por la prensa masiva y por el encono que tuvo el presidente con ella, Lali Espósito concentró todas las miradas y la estrella pop respondió como un virus desde el propio stablishment: no solo modificó parte de la letra de su canción “¿Quiénes son?”: “Que si fumo / que si vivo / que si digo / que si bebo / que si vivo del Estado”, sino que se delimitó del modelo actual de gobierno y explotó la confrontación contra “el javo” hasta el límite, sumando una cantidad increíble de aliados. Dicho esto, es menester sopesar sus dichos porque lejísimo está de ser Rosa Luxemburgo. Lo más rutilante en la opinión pública no llegó del palo del rock sino de este género masivo- visto con cierta desconfianza- que aglutina varias expresiones y subgéneros (con todos sus matices) llamado «música urbana”.

    Aunque no fue tan amplificado, resultó una novedad que Adrián Dárgelos de Babasónicos, un compositor que no suele llevar problemas a su exitosa obra con expresiones taxativas sobre la política, esta vez, al igual que en 2010, arriesgó un atisbo de crítica. Hace 14 años atrás es cierto que hablaban en favor del kirchnerismo y era repetido por 6,7, 8 pero luego se llamaron a silencio y ahora convocaron a los presentes a “resistir” para “ganar al final”, haciendo referencia a una supuesta batalla sin desenlace. También los Molotov coronaron su actuación de la segunda fecha con un mensaje claro y directo gritado por Tito Fuentes: “La patria no se vende”, dijeron los mexicanos. En esa línea, aunque más ambiguo, Ricardo Mollo, advirtió: “creo que llegó el momento de decir muchas cosas (…) así que bueno, pongámonos creativos y armemos un mundo hermoso que nos lo merecemos”.

    Ciro y los Persas.

    Palabras más palabras menos, el mensaje de estos y otros artistas fue: ojo que este gobierno apunta a la cultura y llegó el tiempo de resistir. Y si bien el rock desde sus inicios supo pregonar en sus letras un mensaje disruptivo y una crítica solapada a la sociedad, vale decir que esa faceta venía siendo elegantemente disimulada, por lo menos en lo referido a las manifestaciones públicas. Sin embargo, quedó claro que la mayoría de artistas no comparten el rumbo del gobierno.
    El valor relativo de lo acontecido fue grandísimo si lo miramos a través de las redes, pero no debe ser sobredimensionado. De hecho, los presentes en el festival estaban en el plano del delirio místico de la música y de la celebración entre amigos, no tenían mucha dimensión, entre otras cosas por la falta de wifi, sobre lo que se procesaba en las redes.
    Como fuese, no viene mal recordar a los Stones quienes dijeron “It’s Only Rock’n’Roll (But I Like It)”, para tranquilizar a los fanáticos. “Me estaba cansando un poco de que la gente siguiera con todo ese asunto de ‘oh, no es tan bueno como el último. Fue una cosa alegre y anti-periodística”, dijo en el 74 Jagger. Con ese sentido, podría decirse para los exagerados de la prensa que es solo pop divertido, sin tanta vuelta.

    Exenciones Impositivas

    En el capitalismo, guita quiere ganar todo el mundo, o tal vez hay quienes sí y quiénes no. Como fuese, nadie con dos dedos de frente puede pensar que Palazzo pierde planta con tremenda apuesta. El presidente a través de su plataforma preferida X, compartió el comentario de un usuario sobre el colosal costo de financiación del festival y buscó abrir un manto de sospecha. José Palazzo, el organizador, respondió asegurando que el evento se costea mediante fondos privados y posteriormente desde las usinas de Milei recordaron que recibe exenciones impositivas. Lo que no dijeron es la nómina de todos los que son beneficiados por invertir en el país. Desde Galperin de Mercado Libre para abajo. Según cifras oficiales el Festival movilizó más de $ 21 mil millones y empleó a 5000 empleos directos. A esta cifra deben anexarse los empleos indirectos dentro del festival, y los emprendedores e independientes, así como otros agentes indirectos fuera del predio, que impactan en servicios y comercios de la regiónal. Tal vez el plus humano por fuera de la pulsera que te hace parte. La distancia entre los precios adentro y afuera son notables.

    No por producir un festival alguien merece ser santificado, pero, como quedó dicho, qué productor no desea eso? Una mínima defensa de Palazzo es que no llega en paracaídas sino que viene apostando por esto hace 24 años con mejoras significativas año a año en todos los aspectos de la producción. Así que ahora, a esperar el próximo.

    PH créditos: Cosquín Rock Oficial.

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