¿Hasta dónde llega la conexión entre el narcotráfico y la policía en Salta? La simple separación de unos pocos efectivos corruptos no puede considerarse una solución definitiva. Es necesario investigar a fondo y con transparencia para erradicar cualquier vestigio de complicidad dentro de la fuerza.
En lo que va del año, la provincia de Salta ha sido escenario de un preocupante incremento en las actividades relacionadas con el narcotráfico. La alarmante frecuencia con la que se han realizado importantes decomisos de droga nos obliga a reflexionar seriamente sobre la situación. Desde remises y ambulancias hasta autobombas, y el más reciente y perturbador hallazgo en un móvil policial con nada menos que 400 kilos de cocaína. Estos hechos no solo exponen la magnitud del problema, sino que también ponen en entredicho la integridad de nuestras fuerzas de seguridad.
El escándalo narcopolicial ha sacudido a la provincia y ha generado una ola de desconfianza entre los ciudadanos. A pesar de la gravedad de los hechos, el ministro de Seguridad y Justicia, Marcelo Domínguez, ha negado su renuncia, manteniendo su posición respaldada por el propio gobernador Gustavo Sáenz. En su declaración, el gobernador repudió la conducta de algunos policías, pero insistió en que no debe generalizarse a toda la institución. «Se han tomado las medidas necesarias, tanto administrativas como judiciales, y vamos a llegar hasta las últimas consecuencias porque esto no lo podemos permitir», aseguró Sáenz.
Sin embargo, la retórica de firmeza y las promesas de medidas drásticas no son suficientes para disipar las dudas y el malestar que persisten en la comunidad. La pregunta que surge inevitablemente es: ¿hasta dónde llega la conexión entre el narcotráfico y la policía en Salta? La simple separación de unos pocos efectivos corruptos no puede considerarse una solución definitiva. Es necesario investigar a fondo y con transparencia para erradicar cualquier vestigio de complicidad dentro de la fuerza.
La implicación de un móvil policial en actividades de narcotráfico es un indicio alarmante de que el problema puede estar más arraigado de lo que se pensaba. ¿Cuántos más están involucrados? ¿Cuántos miran hacia otro lado mientras el flagelo del narcotráfico corroe nuestra sociedad? La respuesta a estas preguntas es crucial para restaurar la confianza pública en las instituciones encargadas de velar por nuestra seguridad.
El respaldo del gobernador a Domínguez, a pesar del escándalo, puede interpretarse como un intento de mantener la estabilidad política. No obstante, lo que realmente se necesita es un liderazgo que esté dispuesto a confrontar la corrupción sin miramientos. La ciudadanía salteña merece un compromiso auténtico y contundente en la lucha contra el narcotráfico, un compromiso que no se limite a declaraciones públicas, sino que se traduzca en acciones concretas y efectivas.
