El conflicto en torno a la presencia de la empresa minera Puna Stone SA en la zona de Santa Rosa de Tastil ha generado una gran preocupación entre la comunidad local, especialmente por el riesgo que representa para el patrimonio cultural y arqueológico, así como para los recursos naturales de la región, particularmente el agua.
El 2014 marcó un hito en la historia de Santa Rosa de Tastil, una pequeña pero rica localidad arqueológica ubicada en Salta, Argentina, cuando fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esta distinción, como parte del “Qhapaq Ñan” o Sistema Vial Andino, subrayó la relevancia histórica y cultural de esta región, donde se encuentran uno de los poblados prehispánicos más grandes del país y una vasta concentración de arte rupestre, elementos que narran milenios de historia y conexiones ancestrales a través de caminos y tradiciones.
Desde entonces, Tastil ha abrazado con entusiasmo esta responsabilidad. Los habitantes de la localidad no solo han asumido el papel de custodios de este legado, sino que también han fomentado un desarrollo turístico sostenible que honra el patrimonio, integrando la identidad cultural en cada experiencia ofrecida a los visitantes. El turismo, la agricultura y la ganadería han sido los pilares del crecimiento local, todo ello en armonía con la preservación del entorno natural y arqueológico.
Sin embargo, esta labor está hoy amenazada. La empresa minera PUNA STONE S.A. ha ingresado al territorio de Santa Rosa de Tastil sin consulta previa a la comunidad, violando los procedimientos legales de permisos ambientales, sociales y arqueológicos. La empresa ha comenzado a remover tierra y abrir caminos en la Quebrada de La Quesera, una zona bajo la influencia directa del Patrimonio Mundial. Estas acciones no solo representan una violación a la normativa internacional que protege este tipo de patrimonios, sino que también ponen en riesgo el ecosistema local y los recursos vitales, como el agua.
Julieta Barbosa, directora de la Escuela de Tastil, expresó su gran preocupación: «Es una situación que ya es de público conocimiento. Desde hace dos semanas, la comunidad de Santa Rosa de Tastil y los vecinos de La Quesera nos vimos sorprendidos ante la presencia de maquinarias, y no sabíamos qué empresa era o qué estaban haciendo. Al día de hoy, hemos constatado que se trata de una empresa minera llamada PUNA STONE S.A.»
Barbosa subraya que la empresa ha comenzado trabajos de cateo sin los permisos adecuados, algo que ha despertado gran alarma en la comunidad. «Este territorio tiene un valor inestimable para nosotros, no solo por la riqueza cultural y arqueológica, sino también por lo vital que es el agua para nuestro sustento», enfatizó.
El agua es el bien más preciado y escaso en esta región semiárida. La minería, con el uso de metales pesados y productos químicos, amenaza con contaminar las fuentes hídricas, un daño que tendría consecuencias catastróficas tanto para el ecosistema como para las comunidades que dependen de estos recursos para la agricultura, la ganadería y el consumo humano. “La única vertiente que tenemos atraviesa justamente el área donde la minera pretende instalarse, y de esa vertiente depende toda la vida de nuestra comunidad”, indicó Barbosa, destacando la gravedad del impacto ambiental.
«Este tipo de actividad no solo pone en riesgo el agua, sino también el legado cultural que forma parte del Patrimonio de la Humanidad. En una reciente inspección pudimos constatar la remoción de tierras donde se encontraron restos arqueológicos de valor incalculable». Además, destacó que este tipo de daño es irreparable: «Lo que se pierde aquí, se pierde para siempre. No hay forma de recuperar esos vestigios una vez que han sido destruidos por las maquinarias».
Ante esta situación, los vecinos de Santa Rosa de Tastil y La Quesera se han organizado para expresar su firme rechazo a la intervención minera. A través de un comunicado público, han manifestado su oposición a las actividades de PUNA STONE S.A., subrayando que la minería pone en peligro no solo su patrimonio local, sino también el de toda la humanidad, al tratarse de una región reconocida internacionalmente. La explotación minera representa una amenaza para el futuro de la localidad, tanto en términos culturales como económicos, ya que el turismo sostenible y la conservación de los recursos naturales son esenciales para el bienestar de la comunidad.
«Nosotros no estamos en contra del trabajo, pero sí defendemos nuestro derecho a vivir en un ambiente sano, a tener un agua limpia y a proteger nuestro patrimonio», afirmó Barbosa. «Hemos decidido no aceptar ningún tipo de actividad minera en nuestra zona, y contamos con el apoyo de instituciones locales, nacionales e internacionales para frenar este atropello», aseveró.
“La región como una de las más ricas en arte rupestre en toda Argentina”.
Cristian Vitry, director general de Preservación e Investigación de Salta, resalta que el área afectada por las actividades mineras no corresponde directamente al núcleo del sitio Santa Rosa de Tastil, pero sí se encuentra dentro de la zona de influencia, lo que igualmente exige estrictos controles.
“Lo que hay que aclarar es que no es una afección directa al patrimonio cultural… pero sí están dañando algunos restos arqueológicos de las periferias de Tastil”, comenta. Esto demuestra que, aunque las excavaciones no se realicen en la zona núcleo protegida, la riqueza arqueológica de la región es vasta y delicada.
Vitry también pone en contexto la importancia de la zona afectada, que no solo alberga restos arqueológicos, estamos haciendo una investigación ahí, que la está realizando un becario del CONICET, el licenciado Bernardo Cornejo que ha permitido registrar un impresionante número de bloques de piedras con arte rupestre.
«Ya tenemos registrados 3.600 bloques sobre cerca de 8.000 que se estima que hay”, revela, lo que posiciona a la región como una de las más ricas en arte rupestre en toda Argentina. Además, añade un dato fascinante sobre las “piedras campanas” o litófonos, formaciones rocosas que emiten sonidos al ser golpeadas, lo que sugiere una conexión entre el arte y la música en las antiguas culturas que habitaron la región.
Finalmente, Cristian Vitry reflexiona sobre la importancia de Tastil como un punto de intercambio y convergencia cultural en el pasado, y reitera la necesidad de fomentar un modelo de turismo sustentable que permita a las generaciones futuras conocer y disfrutar de este valioso legado. “Invitamos al salteño que vaya, y se apague también de ese turismo sustentable que están armando ahí… realmente vale la pena”, concluye, haciendo un llamado a proteger este tesoro cultural que, como él mismo dice, “aún muchos salteños no conocen”.
El futuro de Santa Rosa de Tastil, su patrimonio cultural y sus recursos naturales están en juego. La comunidad exige un compromiso real para proteger su tierra, su historia y su legado para las futuras generaciones.
El llamado es claro y urgente. Los vecinos autoconvocados instan a las autoridades municipales, provinciales y nacionales a intervenir de inmediato, exigiendo que PUNA STONE S.A. retire su maquinaria y detenga las actividades mineras en la región. «Por el momento, las máquinas han sido detenidas, pero siguen en la zona. El próximo paso es que se retiren por completo», explicó Julieta, quien también instó a las autoridades a tomar medidas más firmes para asegurar la protección del área.
La defensa del patrimonio no es solo una cuestión local; es un llamado global. Al proteger lugares como Santa Rosa de Tastil, estamos preservando la memoria colectiva de la humanidad y asegurando que las futuras generaciones puedan aprender de nuestro pasado, disfrutar de la riqueza cultural y natural.
