En el corazón de Salta, donde la cultura y la tradición se mezclan con un dinamismo contemporáneo, la galería Mamoré se erige como un bastión del arte visual.
En una reciente entrevista con Radio Dínamo, su titular, Juan Blanco, compartió su experiencia como galerista y reflexionó sobre el impacto del arte en la región. Desde sus inicios en 2006 hasta el vibrante presente del mercado artístico, la historia de Mamoré refleja el crecimiento y la transformación del arte salteño.
Los Desafíos del Comienzo
Juan Blanco recordó cómo los primeros años fueron un verdadero reto. «Cuando abrimos la galería, no solo teníamos que exhibir arte, sino también educar al público para que entendiera que las obras estaban a la venta», comentó. En esa época, Salta contaba con una sola galería, lo que subrayaba la necesidad de crear un mercado cultural en una ciudad que buscaba definirse como cosmopolita y turística.
La resistencia inicial no desanimó a Blanco ni a los artistas que se unieron a este esfuerzo colectivo. Poco a poco, los eventos organizados por Mamoré comenzaron a captar la atención, fomentando el coleccionismo y ampliando las posibilidades para los creadores locales.
El Impulso de la Pandemia
Curiosamente, la pandemia de COVID-19 marcó un antes y un después en el mercado del arte. «Fue un empujón importante. Surgieron nuevos artistas, nuevas obras y, cuando la pandemia terminó, el circuito artístico había cambiado completamente», explicó Blanco. Durante este período, el interés por el arte local se disparó, creando una base de coleccionistas que no existía anteriormente.
El galerista enfatizó que comprar arte es un proceso personal e introspectivo. «No se trata solo de llenar las paredes de tu casa. Una obra debe conectar contigo. Es algo que te acompaña todos los días, y si no hay esa conexión, puede resultar incómodo», reflexionó.
La Muestra “Legado II”: Un Puente entre Generaciones
Como parte de su compromiso con la preservación del arte salteño, Mamoré presentará la muestra “Legado II” el próximo 19 de enero. Esta exposición reúne obras de artistas de la generación anterior, como Ramiro Dávalos, María Martorell, Carmen Jerónimo y Pancho Silva. Blanco destacó la diversidad de temas y estilos que definen estas piezas, desde maternidades hasta paisajes y retratos costumbristas.
La muestra también incluye obras recientemente descubiertas, como las de Carmen Jerónimo, cuya trayectoria había permanecido en gran medida desconocida para el público salteño. Blanco describió este hallazgo como un «redescubrimiento emocionante», que permite a los espectadores explorar una época artística desde una nueva perspectiva.

Su visión de la pintura salteña
¿Tiene alguna particularidad la pintura salteña? Como experto en este ámbito, Blanco compartió una visión que divide esta tradición en tres etapas bien marcadas.
Primera etapa: Lo costumbrista y figurativo
“He visto mucho, no solo por la galería sino también porque nosotros tenemos el taller de enmarcado. Lo que no exponemos, lo enmarcamos, así que sí, he visto un montón. Los clásicos, por ejemplo, seguían cinco líneas principales: maternidades, paisajes, escenas de oficios, retratos y desnudos. Cada artista tenía su estilo bien marcado. Por ejemplo, las maternidades eran recurrentes en Scotti, Román, Dávalos, Carmen Gerónimo y Yutronich, todos con improntas propias pero conectadas a la vida salteña. Era un arte profundamente costumbrista y figurativo, basado en modelos locales y escenarios cotidianos.”
Segunda etapa: La ruptura introspectiva
“Después vino un cambio con la generación que ahora tiene entre 50 y 55 años. Ellos dejaron de enfocarse en lo exterior para plasmar lo interior. Fue una figuración distinta, con trazos más ingenuos y conceptos cargados de significados personales. Muchas veces no entendías las obras hasta que hablabas con el artista. Fue un giro hacia lo introspectivo que algunos no lograron comprender del todo en su momento.”
Tercera etapa: La nueva generación en pandemia
“La siguiente generación surgió durante la pandemia. Estos artistas, de entre 35 y 45 años, se dividen entre los muy conceptuales y los que destacan por una técnica impecable en el dibujo. Disfruto mucho de esta última corriente; sus trabajos tienen una calidad técnica espectacular. Es un grupo que fusiona tradición y modernidad, mostrando un profundo dominio técnico y una sensibilidad contemporánea.”
Un Mercado en Expansión
El crecimiento del mercado artístico en Salta no solo se limita a los coleccionistas locales. Gracias a una conexión cada vez más fluida con Buenos Aires, muchos coleccionistas de la capital están adquiriendo obras de artistas salteños y participando en ferias y eventos regionales. Blanco afirmó que esta dinámica ha generado “grandes perspectivas” para el arte visual en la provincia.
El Arte como Inversión y Cultura
Más allá de su valor estético, el arte también representa una inversión. «Si eliges bien al artista, su obra no pierde valor. Por el contrario, hay casos donde una pieza se revaloriza enormemente con el tiempo», afirmó Blanco. Sin embargo, advirtió que el coleccionismo debe estar guiado por el disfrute y la conexión personal.
Una Invitación al Mundo del Arte
Con la energía y pasión que caracterizan su trabajo, Juan Blanco invita a todos a sumergirse en el mundo del arte. Ya sea como espectadores o como coleccionistas, cada uno tiene la oportunidad de formar parte de esta historia en construcción. La galería Mamoré sigue siendo un punto de encuentro donde pasado y presente convergen, y donde el arte salteño encuentra un espacio para brillar.