El año 2025 comienza para la provincia de Salta con una serie de desafíos que pondrán a prueba la gestión del gobernador Gustavo Sáenz.
En un escenario marcado por un presupuesto acotado y una narrativa política nacional que dificulta la autonomía de las provincias, el líder salteño deberá demostrar fortaleza y creatividad para sortear las adversidades y garantizar la estabilidad de su gobierno.
Uno de los principales retos será lograr negociaciones paritarias exitosas y equilibradas, especialmente con el sector docente, que tradicionalmente lidera las discusiones salariales. El inicio del ciclo lectivo traerá consigo tensiones que, de no manejarse adecuadamente, podrían derivar en conflictos prolongados que impacten tanto en la educación como en la percepción pública de la administración provincial.
En paralelo, la infraestructura en salud, educación y seguridad será otro foco prioritario. Asegurar su mantenimiento y evitar el deterioro exigirá inversiones significativas, un desafío considerable ante la escasez de recursos. El presupuesto provincial, que asigna un 12,8% a obras públicas, deberá ser gestionado con extrema eficiencia para responder a las demandas sociales sin comprometer la estabilidad fiscal.
La imagen del gabinete también necesita una renovación. Los cuestionamientos que durante 2024 recayeron sobre ministros, coordinadores y secretarios han debilitado la percepción de solidez del equipo de gobierno. En este sentido, el gobernador Sáenz deberá tomar medidas para recuperar la confianza ciudadana, ya sea a través de cambios en el equipo o mediante una comunicación más efectiva de los logros alcanzados.
En el plano electoral, el gobernador enfrenta un doble reto: por un lado, armar una estrategia que lo mantenga al margen de las discusiones nacionales más polarizantes; y por otro, evitar que su gestión se convierta en el eje del debate. La campaña deberá centrarse en que se destaque la visión de futuro y los avances logrados, minimizando los aspectos más controvertidos de su administración.
El objetivo final será cerrar el año sin grandes sobresaltos, lo que requerirá una combinación de prudencia y acción decidida. La experiencia de 2024 ha dejado lecciones importantes: a pesar de la falta de un presupuesto nacional y la discrecionalidad en la asignación de partidas, la provincia logró mantener sus obras en marcha y afrontar los desafíos con cierta autonomía. Esta capacidad de adaptación será crucial para enfrentar el 2025.
En un contexto donde las provincias luchan por mantener su relevancia ante un gobierno nacional que se centra sus propias prioridades, Gustavo Sáenz tiene la oportunidad de posicionarse como un líder que sabe navegar aguas turbulentas. La clave estará en su habilidad para encontrar soluciones creativas, fortalecer la gestión interna y mantener un diálogo constante con los distintos sectores de la sociedad salteña. Solo así podrá garantizar un año de estabilidad y avances para Salta.